Paradas

Primera parada: Can Felipa
Can Felipa se encuentra en una antigua fábrica de tejidos que actualmente es un centro cívico con equipamientos polivalentes. El edificio que se conserva es solo una pequeña parte del complejo industrial que inició sus actividades el 1856 dedicada al blanqueo de tejidos. El edificio que aloja el centro cívico se construyó hacia el 1920 y su remodelación tuvo lugar entre 1984 y 1899 (La Ciutat de les Fàbriques).

Can Felipa fué escenario de importantes movimientos reivindicativos por parte de sus trabajadores para evitar despidos y conseguir mejoras económicas y sociales.















Segunda parada: Plaça de Dr. Trueba
Conocida en el barrio como la Plaza Lope de Vega, es el espacio verde de uso público más antiguo del Poble Nou, ha sido siempre un núcleo de vida para el barrio, un espacio de ocio y de esparcimiento. En una esquina de la plaza se conservan aún las gradas de la piscina que albergaba.

Tercera parada: Plaça Prim
La plaza Prim, conocida popularmente por Plaça dels Pescadors, es un lugar emblemático que forma parte de uno de los más antiguos núcleos de San Martí. Se conocía con el nombre de Ícaria, así figura en el plano de 1856 de I. Cerdá, por la vinculación de uno de sus habitantes al pensamiento y la Obra de E. Cabet, en su libro ¨Viaje a Icaria¨, en el que propugnaba una sociedad Utópica (La Ciutat de les Fàbriques).

La plaza sorprende por su encanto, sus viviendas de planta baja y piso conservan el carácter original de las casas de las primeras familias trabajadoras que fueron a vivir al barrio. Un enclave de enorme contraste que representa el Poble Nou más antiguo. Parte de la plaza ha sido víctima de la especulación inmobiliaria transformando edificios originales en viviendas de nueva construcción que no respetan el entorno paisajístico. En sus alrededores se encontraban fábricas de las cuales muy pocas han sobrevivido

Testigos mudos del cambio son los  "bellaombra" que custodian la plaza cargada de historia ofreciendo un remanso de paz. La plaza se encuentra a menudo invadida por las mesas del Restaurante Els Pescadors, en el que originalmente se daban cita los comités sindicalistas que elucubraban sobre las grandes teorías emancipadoras.

















Cuarta parada: Palo Alto
En Palo Alto se encuentra un conjunto fabril de larga trayectoria. En 1875 se encontraba una hiladora de algodón, y en 1902 la compañía textil de Joan Ribas. En 1927 cambia su actividad y pasa a ser la fábrica de glucosa Sociedad Anónima Ramoneda, hasta que en 1970 se convierte en una industria compartida con pequeñas empresas y talleres (La Ciutat de les Fàbriques).

Representa la reutilización de los espacios fabriles al ser la primera de las fábricas del Poble Nou que se reconvierte en nuevos usos. Fueron los artistas los que primero comienzan a utilizar el espacio abandonado convirtiéndose en industria creativa en el año 1990, formando un centro de producción cultural y siendo ocupada por talleres entre los que figura la Winchester School of Arts.

El diseñador Javier Mariscal, que tiene ubicado allí su estudio, cambia el nombre del conjunto en recuerdo a instalaciones parecidas en Estados Unidos.

En el patio central se alza una chimenea. Las calles interiores se han ajardinado siguiendo el proyecto de Pepichek, creando un hábitat verde y frondoso. Palo Alto también alberga un huerto ecológico.

Quinta parada: Can Ricart
El complejo fue construido a partir de 1853 por encargo de Jaume Ricart i Guitart. Se alza un edificio destinado a la elaboración de estampados. En el siglo XX la fabrica se vende a Eusebi Bertrand i Serra. En 1970 la firma se denomina Textiles Bertrand y Serra. A partir de este período comienza un proceso de multidivisión con una treintena de empresas. En 1997 Can Ricart se vincula a la creación artística ubicando Hangar, centro de producción y de soporte a la creación en las artes visuales, a través de un proyecto del arquitecto Mirko Mendieta. En el recinto dominaba un gran espacio de acceso donde había diversas palmeras de influencia colonial (La Ciutat de les Fàbriques).















En palabras de Isaac Marrero:
¨la conservación de Can Ricart ha supuesto uno de lo mayores conflictos urbanos en Barcelona. Una controversia que se ha desarrollado a múltiples niveles y ha servido para plantear en la esfera pública cuestiones fundamentales como la participación ciudadana en el urbanismo, el lugar de la industria tradicional, el patrimonio industrial, y la memoria obrera en la imagen de la ciudad, la economía de la especulación , el papel de los artistas y el sector creativo en el desarrollo urbano o la crisis del proyecto de ciudad del Ayuntamiento¨


















Foto: Cabetià

El resultado de la lucha ciudadana consigue la declaración de Can Ricart como Bien de Interés Nacional. Pone de manifiesto la importancia de la recuperación del patrimonio industrial, y lo más significativo, sitúa la historia industrial de la ciudad de Barcelona en un lugar reconocible formando parte esencial de su discurso.

Sexta Parada: Pou del Món Parc Central
El Parc Central es obra del arquitecto Jean Nouvell y ha sido polémico desde su concepción, siendo foco de críticas por parte de entidades vecinales del distrito que se quejaron de que los contactos con los vecinos fueron "insuficientes" y faltó "rigor" en las sesiones conjuntas, originando los "graves defectos de concepción" con las que nace el parque. Entre ellos, que está dividido "en cuatro trozos", ya que lo cruzan varias calles que antes de la construcción del parque no existían.

Otro aspecto controvertido ha sido la ejecución de una de las incorporaciones que hicieron los vecinos en el proyecto del parque. Se trata del 'Pou del Món', una fosa con la particularidad de que en ella se encuentran elementos que permiten la comunicación interactiva con la ciudad ecuatoriana de Guayaquil.

El objetivo inicial del proyecto era que, en el pozo, hubiera un sistema de altavoces, pantallas y vidrios que simularan la comunicación con la otra parte del planeta, como si hubiera un gran túnel que comunicara Barcelona con Guayaquil.

El proyecto no se ha ejecutado como estaba previsto inicialmente, ya que "no habrá los elementos que permiten la comunicación interactiva, ni el micrófono, ni los altavoces, ni la cámara, con lo que se desvirtúa la concepción del diseño originario.



Séptima parada: Can Framis
Can Framis representa la reconversión de una antigua fábrica de lana en un espacio expositivo que alberga una colección de pintura contemporánea. El espacio acoge el fondo pictórico de la Fundación Vila Casas en dos naves de arquitectura industrial del siglo XVIII y una tercera de nueva planta.

Desde lo alto de un enclave es posible observar el cambio de morfología del barrio. Un mirador que refleja la realidad transformadora del barrio: la dispar convivencia de edificios que no guardan sintonía entre si, las difentes alturas, las siempre omnipresentes grúas.

El proyecto arquitectónico contempló la concepción de un espacio verde de uso público ofreciendo a los vecinos aledaños del barrio un lugar de encuentro y de convivencia, una de las principales deficiencias de algunas zonas del Poble Nou.
















Octava parada: Solar de la Makabra
La Makabra se encontraba en la antigua fabrica de toldos Giralt Miró. Durante los seis años que duró su ocupación se había convertido en albergue y escuela alternativa de artes escénicas, al que llegaban jóvenes de todo el mundo para practicar y aprender de forma gratuita música, teatro, danza y especialmente circo.

En el recinto, de unos 5.000 metros cuadrados, con un gran patio y dos naves, se habían montado un circo, un gimnasio, dos pistas de skate indoor, un plató de televisión, un teatro y talleres de danza y otras artes escénicas. Allí iban a practicar artistas de Circ du Soleil cuando venían a Barcelona, profesionales del Circ Cric entre semana e incluso alumnos del Instituto Nacional de Educación Física (INEF).

El mismo día de su desalojo las naves fueron derruidas por las autoridades. La acción policial levantó un debate social en torno a su derribo y a la falta de espacios para la creación en Barcelona. Casi cuatro años después, el lugar que ocupaba la Makabra es un solar vacío, desnudo. Solo quedan un conjunto de árboles airosos de escapar a la poda, luciendo su naturaleza salvaje.

Los solares y otros espacios abandonados han sido una constante en el barrio y en el impasse de su uso han albergado asentamientos nómadas de gitanos, familias de ocupación sin k o artistas.  En palabras de Salva Clarós, Asociación de Vecinos del Poble Nou, ¨el solar representa los espacios errantes, el intersticio entre lo que fue y lo que será. Lugares intermedios de transformación constante¨.






















Foto: El País